Proseguimos nuestro recorrido por el vasto imperio territorial de la Orden de la Calatrava y llegamos hasta la Ermita-Convento de Nuestra Señora de la Estrella en Miguelturra y el Castillo de Salva tierra en Calzada de Calatrava.
La Ermita-Convento fue levantada por dos marqueses muy afectos a la Orden de Calatrava a finales del siglo XVII.
Nació al abrigo de la prístina ermita de Santa Marina, que desde el siglo XII es de la Virgen de la Estrella, tras dejarse ver y ser descubierta por unos pastores en el punto que a lo largo de varias noches les mostró una estrella. Escarbando en el paraje señalado descubrieron una virgen morena en el interior de una cueva, que todavía puede ser visitada contigua a la iglesia. La imagen fue adoptada como patrona de Miguelturra.
El convento se acogió desde su inicio a la regla de las mercedarias de clausura. Su benefactora fue doña Maria Velarde y Treviño dada la aureola de milagrosa que tenía la virgen. Fue sepultada junto a su esposo, Francisco Trevillo y Dávila a los pies del altar mayor en 1785.
En su interior se preserva un cuadro que simboliza la figura de un caballero de la Orden de Calatrava de hinojos ante la figura de María de la Estrella, en el lugar que la tradición indica le fue comunicado la fundación del convento. En su parte inferior se puede leer: exvoto.
El templo es un edificio con nave de bóveda de cañón acompañada con lunetos y cúpula encima del crucero que se halla soportado por pechinas. Su decoración interna es lúcida. El altar mayor pertenece al estilo neobarroco y guarda en su centro el camarín la virgen de la Estrella. Los laterales se distribuyen en dos altares pequeños opuestos a la puerta principal, uno de ellos está consagrado a Jesús Nazareno
El coro se encuentra sito a los pies del templo sobre la puerta de la umbría, lugar desde donde las mercedarias asisten a los actos litúrgicos ordinarios y festivos en honor a la Virgen. El órgano se utiliza de manera especial cuando la imagen de la Virgen se halla fuera de su camarín.
Reanudamos, ésta nuestra peregrinación, en pos de los vestigios que en otro tiempo conformaron el patrimonio de la Orden de Calatrava, y dirigimos nuestros pasos hacia el Castillo de Salvatierra, sede de transición, durante los primeros años del siglo XIII.
Posicionado a cinco kilómetros de la localidad de Calzada de Calatrava sobre un reducido alcor y limítrofe al castillo-convento de Calatrava la Nueva. Por su contorno transcurre una de las más significativas vías naturales que atraviesan Sierra Morena y acercan la Meseta Central a la depresión del Guadalquivir.
Su construcción data de los siglos X y XI y fue llevada a cabo por los musulmanes sobre otra ya existente de origen romano.
Arrebatado por los cristianos en el año 1198, recobrado por los musulmanes en el año 1211 y reconquistado totalmente por los cristianos en 1226, estaba considerado como un baluarte de un alcance estratégico trascendental. Resisten huellas de dos recintos amurallados con patio de por medio y dependencias en las que se pueden reconocer algunas bóvedas de cañón completas. El ala sureste del castillo da cabida a la torre del homenaje, de doce metros de altura forjada con cuarcita y piedra volcánica aglutinadas por argamasa de cal y arena.
Su estado de preservación es de lamentable y su titularidad es particular. Está protegido por la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
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