Llegan como todos los días las 8:30 de la mañana al son de la radio, como es fin de semana no está Carlos Herrera, sino que es Isabel Gemio la que me despierta con unos tonos más sutiles y una melodía menos brusca. Lo cierto es que el sábado comienza un tanto peculiar, entre pensamientos raros, ideas confusas y un despertar un tanto duro. La mañana transcurre a pesar de todo de una forma tranquila, sumándole una comida familiar, una timba de póker que como desafortunado en el amor me llevo el bote, escaso sí, pero suficiente para el café y las copas de la tarde.
El café me lo bailé como una buena muestra en el julepe y paso directamente a las copas. Pido un Ron con Cola, me salgo a la terraza y enciendo un cigarrillo. Sólo y sin intercambiar palabra con nadie, llegan a mis oídos conversaciones de escaso valor, borrachos hablando de mujeres, mujeres hablando de guaperas, matrimonios denostando a la juventud y juventud criticando a los mayores, en fin decido pasar a la barra. A todo esto que como un lobo solitario que se acaba de refrescar, decido pagar e irme y en esos escasos segundos que voy a sacar la cartera del bolsillo, llega una persona y le pregunta al camarero: ¿Qué te parece el derribo de la casa en Madrid por ocupar seis metros cuadrados de la acera? Parece encenderse un debate provechoso, que en escaso tiempo me salpica y decido entrar en él, pero eso sí, con otro Ron con Cola. El debate transcurre en unas líneas algo previsibles, unos dicen que el PP no entiende a la sociedad y sus necesidades y que va a votar al “coletas”, otros al revés, el “coletas” es Satanás y el PP ejerce la ley. Debate lineal y previsible, a lo que se me ocurre decir: lo que es injusto es ese millón y medio de euros que se han gastado para que Rouco Varela esté cómodo y en esta situación ninguna institución frene la caída de una casa humilde. Un silencio incómodo nos invade y salta el típico acomodado que me dice que soy un demagogo, con lo que decido beberme la copa de trago y me voy, ese adjetivo me parece absurdo y carente de valor, pero eso sí, ¡¡CON LA IGLESIA HEMOS TOPADO!!
Me cambio de bar pido otro Ron con Cola, es cierto que era un Pub más juvenil y todo transcurre en el patio entre cigarros, alcohol y algo de desenfreno, no hay nadie preocupado por la situación actual, todos disfrutando.
Me cargo de valor y decido irme a casa, abro una cerveza y una bolsita de patatas fritas, en la tele nada, en internet más de lo mismo. Hago hora y pongo los debates televisivos con esperanza de sacar algo útil para mí, aunque con escasa esperanza. La esperanza se convirtió en algo de ilusión, se entrevistaba a una líder de un partido pequeño y que no está de moda. Clara, concisa y un aplomo más que respetable, pero nadie o pocos la escucharíamos, pero todos opinaban en las redes sociales sobre su pasado y los rumores acerca de ella. Cuando más chulesco estaba yo creyendo que merecía la pena verlo, se cierra la entrevista. Empieza un debate que ni fu ni fa, llega el gran Sabina ¡Qué artista, interesante! Y decido prepararme un Gin-tonic que no me acabaría, el sensacionalismo y un poquito de prensa rosa en programas considerados serios han tomado el control. No quedándome ahí decido cambiar de canal, hay otro debate y más de lo mismo en temas, oposición venezolana, Podemos, Albert Rivera… En fin como cuando llega una colección Primavera-Verano nos hacen tragarnos debates sobre la moda actual sin más análisis que el superficial.
No sé si será el alcohol, o que la cena tenía algo raro, pero salta a la palestra el debate sobre de qué color era un vestido algo que políticamente carece de valor, pero oye si la gente ve el programa que más da el abono que retransmitamos.
Cabreado y con ganas de vocear y abofetear a muchas personas decido acostarme, me duermo enseguida y al as 8:30 salta otra vez la radio, pero este domingo, en plena resaca de debates decido pensar y no escuchar. Es la pena y la añoranza de una televisión menos sensacionalista y más seria, que de verdad ponga en prime time los asuntos candentes y aquellas sarnas que pican a los de arriba, estén presentes. Un debate digno sobre la situación de esa familia que ha perdido todo por seis metros cuadrados y que parece que no interesa nada, solo interesa a esas personas o empresas que tienen intereses en esos terrenos. Y aunque honestamente debo reconocer que el viernes los programas matinales sobre política si informaban sobre dicha situación. Pero como azucarillo en un río se disuelve sin que nadie pregunte o se interese por esa familia.
Lo indignante ha sido la actitud frente a ese millón y medio gastado para que monseñor Rouco Varela esté cómodo. Algo que me deja anonadado, se nos representa un Jesús humilde y cuyo mensaje de humildad y aportación social parece haber tomado camino diferente al de nuestros jerarcas eclesiásticos. Quizás sea el mayor fallo reciente de la jerarquía y por lo que las Iglesias poco a poco se van vaciando y en conversaciones entre católicos a veces parezcan más luteranos que católicos. Por supuesto generalizar no es lo correcto, pero la obediencia al Papa debe guiarles el camino, y su mensaje de humildad debe empezar a calar en algunos de esos grandes jerarcas, si no es así, estarán cometiendo un error llamado, ostentación, algo cuyo profeta que tanto predican no tenía. Pero parece que dicho tema no interesa en los medios importantes y quizás sea como bien se resume en una exclamación: ¡¡CON LA IGLESIA HEMOS TOPADO!! Sólo me queda concluir pidiendo que tomen ejemplo, que sólo así volverán a ganarse a la gente, no se puede predicar un mensaje y no tener agallas a llevarlo a cabo.
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